The Rise of the Indigenous Peoples

Por el Honorable Ministro Louis Farrakhan - 13 de mayo de 2009

[Nota del editor: Lo siguiente son fragmentos de un discurso pronunciado por el Honorable Ministro Louis Farrakhan en la Saint Bridget Catholic Church de Los Ángeles el 1 de mayo de 1996 para una audiencia de distintos pueblos indígenas de la Tierra. El discurso completo está disponible en un paquete de CD’s con otros mensajes sobre el mismo tema titulado “Uniendo Negro, Moreno y Rojo”. Haz click aquí para ordenar la versión en inglés.]

El Honorable Ministro Louis Farrakhan: Los tiempos que vivimos son los tiempos del levantamiento de los pueblos indígenas. Algo está sucediendo en toda la Tierra: los pueblos indígenas se levantan para reclamar lo que el Creador les dio desde el principio.

En nombre de Alá, el Benéfico, el Misericordioso.

El Honorable Elijah Muhammad nos dijo que vendrían tiempos en donde Negros, Rojos y Morenos tendrían un gran poder en esta tierra, América – la tierra que pertenece, originalmente, a los pueblos indígenas.

Nuestros hermanos y hermanas nativos estadounidenses siempre se refieren a nuestro planeta como ¨Madre Tierra¨, y hablan sobre cuidar a la Madre Tierra. Como todos somos de la Madre Tierra, no podemos cuidar a la Tierra si no observamos lo que la Tierra produjo en nosotros.

La Tierra tiene distintos matices o colores; las rocas tienen distintos matices o colores, y Dios en su Infinita Sabiduría creó planetas que se nos presentan con diferentes colores. Ningún color debería enorgullecerse de sí mismo, pues cada uno es parte de algo más grande. Estos colores son el resultado de un Creador que es Sabio en Su Creación. Pero la malicia causó que algunos convirtieran el color, o la falta de color, en una insignia de honor para discriminar, separar y oprimir a otros por su color.

El hilo común que nos une

 En todos mis viajes por África, el trabajo de cuentas y metales es muy similar al trabajo de los pueblos indígenas del hemisferio oeste. Cuando escuchamos la música de nuestros queridos hermanos y hermanas de África, encontramos que los instrumentos de los pueblos africanos son comunes para los pueblos indígenas de América del Centro, del Sur y del Norte. La pluma del águila, que es un símbolo tan importante entre los pueblos indígenas; el respeto por los animales y el uso de las pieles de animales no sólo se ve entre los pueblos indígenas de África, sino también en las lejanas islas del Pacífico. Este es nuestro hilo común.

Queridos hermanos y hermanas, los pueblos hispanoparlantes del hemisferio oeste no son españoles, son pueblos indígenas a quienes los conquistadores españoles les impusieron el idioma español. Los nombres españoles que ustedes llevan no son sus nombres. Como tampoco son “Johnson”, “Jones”, “Smith” y “O´Reilly” nombres originales de los descendientes negros de esclavos en América. Ustedes tienen nombres originales que pertenecen a los pueblos indígenas de este hemisferio, y tarde o temprano, volverán a esos nombres y se desharán de todo residuo de sus opresores.

Los tiempos que vivimos son los tiempos del levantamiento de los pueblos indígenas.

Algo está sucediendo en toda la Tierra: los pueblos indígenas se levantan para reclamar lo que el Creador les dio desde el principio. En la isla de Nippon (Japón), el pueblo Ainu, que es el pueblo original de esa isla, se está levantando. En China tenemos personas muy oscuras que son los habitantes originales de ese país. En Australia, los aborígenes se levantan. En Nueva Zelanda, los Maori se levantan. En Papua, Nueva Guinea, y en todas las islas de los mares del sur, los pueblos indígenas se levantan. La belleza de lo que veo en esta humilde y magnífica Casa de Dios es la belleza de los pueblos indígenas, una vez más, levantándose. Mi deseo es que sepamos y entendamos que hay un poder dormido entre nosotros que debe ser despertado y utilizado para crear el cambio.

Usar nuestro poder para hablarle a los gobiernos

 Hace cincuenta años, era difícil para una persona de estilo de vida homosexual ser valiente, salir del closet y revelar su estilo de vida distinto. Hoy ningún político quiere ofender a los homosexuales, porque los homosexuales se han unido para generar poder e influir en un país que ellos sentían que no respetaba su estilo de vida. Bien, si los homosexuales pueden usar el poder de su unión para modificar a un país que se supone que tiene valores puritanos, cristianos y judeo-cristianos en su base, si pueden lograr que ese país pase por encima de esos valores, entonces, ¿qué hay de malo con los pueblos indígenas uniéndose y creando una fuerza que obligará a un gobierno inmoral a reconocer nuestro valor y mostrar respeto por y para los habitantes originales de este lugar de nuestra Tierra?

Ahora, no soy un político, y nunca me ha gustado la política, porque para mí, si soy “todo para todos” termino siendo nada para mí mismo. Yo amo ser capaz de hablar con la verdad sin restricciones políticas. Por lo tanto, jamás buscaría un cargo político, porque no puedo ser falso. Sin embargo, estos políticos falsos reconocen el poder del voto, pero no tienen respeto por su color o su etnicidad, o el hecho de que ustedes son los habitantes originales de la Tierra. La única forma que tenemos de hablarle al poder, es con poder.

El 16 de octubre de 1995, en la Marcha del millón de hombres, hablamos sobre consolidar un poder político y económico. Lo que debemos hacer hoy es nunca jamás volver a referirnos a nosotros mismos como una “minoría”. Ustedes no son una minoría en América; los caucásicos son la minoría. Ustedes y yo somos la mayoría.

Esto no es racismo. Ninguna persona negra tiene el derecho de referirse a sí mismo como una minoría, porque mientras el pueblo negro piense que no está conectado con su gente –los pueblos negros e indígenas de toda la Tierra– entonces el enemigo de nuestro levantamiento puede hacernos creer que somo minoría. Habemos 4,400,000,000 de nosotros y sobrepasamos en números a los caucásicos en 11 a 1, así que no somos una minoría. Somos la mayoría y debemos empezar a pensar como mayoría.

Nos falta poder político, pero juntos podemos agitar esta base racista y opresora, porque todos los ricos han construido su mundo sobre las espaldas de los pobres. Los partidos políticos de hoy en día no quieren que los pueblos indígenas ni los pobres tengan beneficio alguno de un gobierno que los pobres mantienen peleando, respirando, muriendo y pagando impuestos. Nos dan por hecho. Lo que estamos buscando es un cambio de nuestras condiciones.

Si estos partidos políticos construyen su fuerza sobre las masas, pero no hacen nada por las masas, entonces tenemos el derecho legítimo en este momento para imponer nuestra voluntad sobre un gobierno que no es moral. Debemos enviar un mensaje serio, seguido de una estrategia que obligue el cambio. Ustedes tienen más poder del que se dan cuenta que tienen, y ese poder no está afuera de ustedes; ese poder lo llevan dentro.

Jesús lo dijo así: “Si tuvieras fé como una semilla de mostaza, podrías decirle a la montaña “quítate” y así sería; y podrías decirle al sicómoro, “retira tus raíces y plántate en el fondo del mar.”

No sé qué signifique esto para ti, pero lo que significa para mi es que Dios le dio un poder al hombre y a la mujer que le permite controlar las tormentas no solo en su vida personal, sino que tiene el poder –si lo usa correctamente– de controlar la tormenta natural. Cada vez que un nativo estadounidense dice  “Voy a rezar por la lluvia y hacer el baile de la lluvia”, y llueve, eso te dice que hay algo en ti que hace a la naturaleza moverse bajo tus órdenes, pero has perdido ese poder por la falta de fe.

Hoy, nos están llamando para mover una montaña que está en nuestro camino. Y creemos, con la ayuda de Dios, que podemos hacer una diferencia.

Unión estratégica para un cambio revolucionario

Alrededor del mundo, las personas deben ganar mérito por las cosas buenas que hacen y no por el color de su piel. Nosotros debemos levantarnos ahora porque Allah (Dios), el Gran Espíritu, o el nombre que decidamos darle a El Creador, está llamándonos a todos para levantarnos y despojarnos de los grilletes de la ignorancia, el auto-odio y la división.

¿Cómo vamos a lograr esto? Primero debemos entender nuestras propias raíces. ¿Qué tan atrás va nuestro linaje? ¿Qué tan viejos somos? Ni siquiera podemos encontrar el registro de nacimiento de los pueblos nativos de esta Tierra. Por más atrás que vayas, ninguna roca te va a mostrar tu origen; ninguna estrella te va a mostrar tu origen, porque somos el origen. Y como fue en el origen, así será en el final de este mundo que ha puesto color contra color; pueblo contra pueblo; lenguaje contra lenguaje.

Por último, tenemos que unir todo el hemisferio oeste, desde Canadá hasta abajo, hasta la punta de lo que se llama Sudamérica. La única forma que tenemos de unir el continente es con un vehículo para comunicar ideas entre nosotros. Si el español es ese vehículo, hablado por la mayoría de las personas del hemisferio oeste, entonces debemos aprender español para poder comunicar nuestras ideas el uno al otro.

Para el pueblo nativo estadounidense y los latinos: ¿Cuáles son los problemas de su comunidad que deben ponerse frente al gobierno de Estados Unidos? Para los Negros: ¿Cuáles son los problemas? Para los Árabes y Asiáticos: ¿Cuáles son los problemas?

Un comité de académicos debe escuchar estos problemas y destilar una agenda que todos podamos apoyar juntos, así como la agenda que hizo que la Marcha del millón de hombres fuera exitosa. Y si todos podemos apoyar esta agenda, entonces presentaremos esta agenda en nombre de los oprimidos al Partido Republicano, el Partido Demócrata y el Partido Reformista. Después de que ellos tengan sus convenciones, llamamos a una “Convención de los Oprimidos”. Con todos apoyando esta agenda, y con los millones de votos negros, nativos estadounidenses, latinos, asiáticos, árabes y blancos pobres, sacudiremos este país hasta sus cimientos.

¿Que harán los partidos políticos por nosotros si nos unimos a favor de nuestros intereses y los de nuestros hijos? Y aunque no lo hicieran, lo que hemos creado es una revolución. Esta revolución no es “sangrienta”; puede convertirse en eso, pero las masas populares ahora son conscientes, están despiertas y se rehúsan a ser intimidadas. El gobierno tiene que escuchar.

Cuando la gente se une, puede cambiar leyes. Cuando la gente se une, puede cambiar las mentes. Si todo nuestro poder económico se combina con unidad estratégica, junto con lo que hemos aprendido en la educación superior, podemos empezar a desarrollar la Tierra, y tener respeto por ella; y antes de darnos cuenta, nos convertiremos en un poder dentro de América– amos en la tierra en la que alguna vez fuimos oprimidos. Entonces, Dios verá cómo actuaremos. Una cosa es ser oprimido y culpar al otro por el mal que nos infringió, pero cuando Dios nos devuelva a posiciones de poder, ¿cómo vamos a actuar frente a los otros?

Espero que la tradición nativa de todos los pueblos indígenas –que significa justicia y respeto por los mayores y tomar consejo de los sabios– sea siempre nuestra forma de asegurar que se hará justicia para todos.

La primera reivindicación que nosotros como pueblo debemos hacer es con nosotros mismos. Pueblo negro: no le pidan a nadie que haga por ustedes más de lo que están dispuestos a hacer por sí mismos. Pueblo nativo: no le pidan a Washington hacer más por ustedes de lo que su voluntad está dispuesta a hacer por sí mismos. Si hacemos esto, juntos, podemos exigir al gobierno, exigir a la América corporativa, lo que es nuestro. Mientras estemos unidos, jamás podrán negarnos.

Que Dios bendiga nuestros esfuerzos y esperemos que los Negros, Morenos y Rojos jamás dejemos que nuestro opresor nos divida y ponga el uno contra el otro. Su herida es nuestra herida. Su dolor es nuestro dolor. Y de ese modo, cuando su dolor cese, el nuestro lo hará también; y así es como debemos sentirnos. Somos un cuerpo; una familia.

Gracias.